Pequeña galería de fotos de algunos de los callejones mas conocidos en la Ciudad de México:
jueves, 4 de diciembre de 2014
Es difícil decidir cuál es la calle
más importante de la Ciudad de México. Madero no es la calle más antigua, ni
tampoco la más amplia ni arbolada, y carece de monumentos como los de Paseo de
la Reforma; no es tan señorial como Francisco Sosa, en Coyoacán, ni tiene ese
aire europeo de Orizaba, en la colonia Roma; tampoco la vida nocturna de
Tamaulipas o Michoacán, en la Condesa. Sin embargo, Madero cuenta la historia
de la capital mexicana como ninguna otra calle: ha visto media docena de
desfiles triunfales, tiene leyendas como ninguna, y metro a metro desborda
historia.
La mañana del 8 de diciembre de 1913,
un emotivo Francisco Villa trepó una escalera y clavó una placa en el mármol
blanco de la esquina de Plateros y San José el Real —hoy Isabel La Católica—.
Es el primer caso conocido en la Ciudad de México en que una calle no fue
bautizada por decreto de un virrey, presidente, gobernador, regente, jefe de
gobierno, cabildo, ayuntamiento, cámara de diputados o asamblea de
representantes.
Desde aquel
momento, hace más de un siglo, la decisión de Villa de nombrar Francisco I.
Madero a la calle Plateros ha sido atacada por todos los capitalinos y sus
autoridades, y así aparece en las guías turísticas en todo el mundo.
Siete siglos nos
contemplan
Álvaro Rego es el
dueño y director del mumedi —Museo
Mexicano del Diseño—, y es, tal vez, el único capitalino cuya casa y trabajo
tienen domicilio en la calle Madero. Mientras bebe un café en el restaurante
del Museo, con balcón hacia la calle peatonal, suele presumir la casona
familiar que ha estado en el actual número 74 de Madero desde inicios de la
Colonia.
Lo más interesante
ocurre cuando la visita guiada por Rego llega a la galería del fondo del museo,
donde, en uno de los muros, está la típica ventana mexica con forma de
triángulo. Los cimientos de la casona demuestran que los del edificio de Madero
fueron construidos sobre los de la propia Tenochtitlan.
La primera calle
trazada por el español Alonso García Bravo obre los escombros de la ciudad
mexica
fue Tacuba, salida
natural hacia la calzada Tlacopan —orientada hacia el poniente del lago—,
seguida por Madero, tomando siempre como referencia la retícula original de
Tenochtitlan: era el final del año 1521. Al desembocar en la Plaza Mayor, la
actual calle de Madero comenzó a tener mayor importancia sobre el resto.
La calle Madero tuvo gran importancia durante la colonia porque llegaba
hasta la Plaza Mayor o Zócalo.
A ello contribuyó la construcción del
convento de San Francisco, que se edificó en el extremo poniente de la calle y
llegó a ser el más grande de América; de hecho, la calle se conoció como San
Francisco hasta que, en 1638, el virrey Lope Díez de Armendáriz, marqués de
Cadereyta, cambió su nomenclatura
Sus primeras dos cuadras, a partir de
San Juan de Letrán —hoy Eje Central— y hasta Coliseo —hoy Bolívar— se llamaron
Primera y Segunda calles de San Francisco,
por flanquear el convento; el tramo que va
de Bolívar a Isabel La Católica fue llamado Primera y Segunda calles de La
Profesa, por el templo del mismo nombre que subsiste hasta hoy; de Isabel La
Católica a la Plaza Mayor fueron llamadas Primera y Segunda calles de Plateros,
y se ordenó que todos los orfebres tuvieran sus talleres en esa calle o serían
penados. Hacia finales del siglo xix, ésta era
conocida en su totalidad como Plateros, y ya era la de mayor abolengo en la
capital.
Desfiles triunfales
Aquí es donde Madero no tiene
competencia:
27 de septiembre de 1821. El
Ejército Trigarante, que consumó la Guerra de Independencia, ingresó por la
garita del Paseo de Bucareli hacia la capital. En el cruce de San Juan de
Letrán y San Francisco —frente al edificio Guardiola, hoy sustituido por el
Banco de México— se colocó un arco triunfal para recibir a los casi 17 mil
soldados encabezados por Agustín de Iturbide que ingresaron a la Plaza Mayor
por la actual Madero. Vicente Guerrero venía en la parte final del contingente.
15 de julio de 1867. Benito
Juárez y su ejército realizaron el mismo camino; el Benemérito encabezó un
desfile triunfal —tras la guerra contra el efímero imperio de Maximiliano— que
ingresó por San Francisco, La Profesa y Plateros, en medio del mayor festival
que se había visto en la historia de la ciudad.
7 de junio de 1911. Francisco
I. Madero
ingresó a la Ciudad
de México tras
la primera
etapa de la
Revolución
Mexicana, que
derrocó a
Porfirio Díaz.
José Vasconcelos
escribió: «Medio
millón de
habitantes
sistemáticamente vejados por la autoridad saborearon aquel día estival, el
júbilo de ser libres. [...] Tantas manos fervorosas tuvo que estrechar, tanto
sonrió a las multitudes en el prolongado desfile y después en la recepción en
Palacio, que al día siguiente [Madero] se quejaba de tener adolorido el rostro
y entumecido el brazo».
9 de febrero de 1913. Madero
salió del Castillo
de Chapultepec
para dirigirse al Palacio Nacional, mientras se gestaba el golpe de Estado
conocido como la Decena Trágica; ingresó por Plateros, aclamado por una
multitud. Moriría días después, asesinado.
15 de agosto de 1914. Álvaro
Obregón, tras derrocar a Victoriano Huerta, entró a la Ciudad de México;
desfiló al frente del Ejército del Noroeste desde la columna
de la
Independencia al Zócalo, pasando por Plateros. Cinco días más tarde, Venustiano
Carranza entró a la Ciudad de México, como Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista, utilizando la misma ruta en su desfile triunfal.
6 de diciembre de 1914.
Emiliano Zapata y Francisco Villa, al frente de la División del Norte y el
Ejército del Sur, respectivamente, llegaron a la Ciudad de México rebelándose
contra Obregón y Carranza, e ingresaron por Plateros al Zócalo. Dos días más
tarde, Villa pidió que una banda musical animara la esquina de Plateros e
Isabel La Católica; pidió una escalera que recargó sobre el mármol blanco del
edificio recién construido y bautizado como La Mexicana, subió y rebautizó la
calle como Francisco I. Madero. Al pie del nombre de Madero un pequeño letrero
avisaba, muy al estilo de la División del Norte, que quien retirara la placa,
sería «fusilado inmediatamente».
Cafés y restaurantes
Lo que le ha sobrado a Madero
es vida social, fiestas, banquetes, debates, intrigas y charlas acompañadas de
un café, un licor, un puro o un vaso de café con leche. Éstos son los más
afamados de aquellos comederos.
La Ópera. El famoso bar de la
calle 5 de Mayo inició como casa de té y cafetería en la esquina de San Juan de
Letrán y San Francisco, donde hoy se localiza la Torre Latinoamericana.
Casa de los Azulejos. Fue la
primera sede del Jockey Club a finales del siglo xix. Era el sitio de reunión de la aristocracia porfirista.
Café Madero. No fue en la Casa
de los Azulejos, sino en este
local, donde se tomaron las clásicas fotografías
de los soldados zapatistas bebiendo café con leche en 1913. Estaba en el
edificio donde años más tarde se habilitó la especializada librería Madero —que
cerró en fechas recientes.
Café Iturbide. Formaba parte
del complejo de hotel y restaurante en el actual Palacio de Iturbide —hoy
Palacio de Cultura Banamex—. A finales del siglo xix abrió ahí el primer «café cantante», en el que los
parroquianos pasaban la velada amenizada por un cantante de ópera.
Café de La Concordia. Fue el
punto de encuentro de la clase política e intelectual del Porfiriato; el
edificio se demolió para construir La Mexicana, en la esquina de Isabel la
Católica, donde actualmente hay una tienda de ropa de origen español.
Café del Cazador.
Ubicado en el edificio del actual Hotel Majestic, fue uno de los sitios de
mayor tradición de finales del siglo xix.
Es el único que conserva como vestigio una placa en su fachada que aún pueden
leer los peatones de Madero.
Restaurante
Gambrinus. En la época posrevolucionaria, era el sitio de reunión de los
políticos porfiristas, los revolucionarios
y la nueva burocracia maderista. En él se
consumó la
traición de
Victoriano Huerta contra Gustavo A. Madero, hermano del presidente, que fue
apresado y llevado a Palacio Nacional.
Si quieres conocer
más sobre la calle de Madero, sus cafés y restaurantes, así como sus leyendas,
consulta Algarabía 100.
domingo, 30 de noviembre de 2014
Tlalpan
Tezoquipa. Por
este callejon bajaba el agua procedente de un manantial de Santa Ursula Xitla. La
gente tenía que saltar a fin de alcanzar los escasos terrones secos y evitar
así mojarse los pies. El nombre de la calle tiene el significado de lodazal o más literalmente en el lodo
pedregoso de [te(tl) piedra, zoqui(tl) barro y -pan encima de].
Hacia 1930, esta calle tuvo otro nombre relacionado con el agua, Los Lavaderos, debido a los que estuvieron instalados hasta
principios de los setenta en el predio de Congreso 50, donde hoy están algunas
oficinas de la delegación y las oficinas de administración del agua.
Tlalpan...
La fama: considerado
como uno de los más tradicionales de Tlalpan, el cual creció bajo el influjo de
la fabrica textilera del mismo nombre. Este callejón singular llamado camiseta
nos guía a una parte del manantial de las Fuentes Brotantes.
Naranjatitla: Es uno de los callejones mas escondidos del
centro ya que encontramos muchos contrastes es una callejón muy tranquilo pero
a la vez muy transitado al que puedes llegar en medio de dicho callejón y
sentarte en una banca que se sitúa bajo un árbol que te cobija con una sombra
en el que puedes relajarte.
Fuentes Brotantes y
Venustiano Carranza: estos se encuentran laterales al tutelar de menores de Tlalpan
y conducen a la av. San Fernando una de las avenidas que lleva a insurgentes.
Tlalpan...
Xocotla:
Significa abundancia de frutos. Posiblemente su nombre se deba a que, todavía
en la década de los treinta, a lo largo de la acera sur del callejón, había un
gran terreno donde abundaban los árboles de zapote blanco.
Chilapa. Su
nombre significa río de chiles. Don Fernando
Rodríguez informa que, en algún lugar frente al oratorio de Amaxalco, existía un manantial que llegó a ser causa de
disputas entre los vecinos del lugar por el derecho a sus aguas. Algunos
vecinos aseveran que en algunos terrenos del lugar había matas silvestres de
chile, de donde pudo haberse originado el nombre actual de esa calle.
Curiosidades de CDMx
Sabías que....
-El alemán Alejandro de Humboldt, considerado el padre de la Geografía Moderna Universal, nombraba la Nueva España como la Ciudad de los Azulejos. A partir de esto llegaron más extranjeros a conocer la Nueva España, ya que era la sensación por sus grandes riquezas arquitectónicas.
- En la Ciudad de México existen al rededor de 1500 edificios coloniales los cuales están registrados ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
- Que el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de Coyoacán fue la casa en donde vivió el conquistador español Hernán Cortés lugar en que vivió en los años 1521 y 1522, que está ubicada en el Jardín Plaza Hidalgo 1, Del Carmen, 04000 Ciudad de México, D.F.
-Coyoacán fue la sede del primer gobierno de la Nueva España.
-El alemán Alejandro de Humboldt, considerado el padre de la Geografía Moderna Universal, nombraba la Nueva España como la Ciudad de los Azulejos. A partir de esto llegaron más extranjeros a conocer la Nueva España, ya que era la sensación por sus grandes riquezas arquitectónicas.
- En la Ciudad de México existen al rededor de 1500 edificios coloniales los cuales están registrados ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
- Que el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de Coyoacán fue la casa en donde vivió el conquistador español Hernán Cortés lugar en que vivió en los años 1521 y 1522, que está ubicada en el Jardín Plaza Hidalgo 1, Del Carmen, 04000 Ciudad de México, D.F.
-Coyoacán fue la sede del primer gobierno de la Nueva España.
¿Fantasmas en Coyoacán?
El periodista y escritor mexicano, José Luis Trueba Lara se además un reconocido sociólogo, siendo profesor en universidades como la Autónoma o la Tecnológica de México.
Nos dice en donde ¡sí vamos a encontrar fantasmas! en el siguiente video.
Leyenda de los carruajes en el Palacio de los Azulejos
Entre la calle 5 de mayo y madero se
encuentra casi en la esquina el Palacio de los Azulejos, a un costado se
encontraban las casas de las familias mas adineradas después del Porfiriato de
los Escandon, que eran una de las familias de alcurnia.
Justo ahí nos regresaremos a la época
colonial en donde se le consideraba la Ciudad de los Palacios a la Ciudad de
México, por la gran cantidad de estructuras arquitectónicas, los materiales y
los adornos y la cantidad de oro y plata que circulaba en la Nueva España, ahí
se cuenta una leyenda que se encontraron dos carruajes de personas que se
encontraron, cabe mencionar que en ese entonces un carruaje representaba
riqueza, los cuales llegaron a estar frente a frente y ninguno de los dos quiso
ceder el paso, que de tal manera pasaron las horas, que después se convirtieron
en días, y al tercer día tal era el empecinamiento, la necedad de quién cedía
el paso, que se cuenta que tuvo que intervenir el propio Virrey para poder
decirles; saben que ninguno de los, ambos se harán para atrás y tomarán otro
camino para poderr transitar.
Esta leyenda nos muestra la parte del
poderío y la rivalidad que podía generarse en aquel momento que no existían
leyes de tránsito, no existían reglamentos por ejemplo para verter las aguas
sucias, es más de ahí ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽tambiéara verter las aguas sucias, es
mel propio Virrey para poder decirles; saben que ninguno de los, ambos se
haranr venía también en la época colonial la famosa frase “aguas aguas” ya
que lo primero que hacían las empleadas domésticas de la Ciudad de los Palacios
era aventar, vaciar las bacinicas por la venta ya que no había drenajes,
entonces lo paradójico de esta Ciudad es que no había normas que regularan
todos esos detalles que en la vida cotidiana nos es tan común que haya
drenajes, leyes de tránsito o haya semáforos, la leyenda nos refleja esa
opulencia a nivel material, pero esa deficiencia a nivel cotidiano de la
relación interpersonal.
En esa época la falta de alumbrado puso
de moda frontipicios en las esquinas poner imágenes religiosas por que los
asaltantes se ocultaban en las esquinas para robarte, pero tenía que el asalto
tan pero tan tajante que mataban a la persona para que no lo denunciaran o no
lo vieran, entonces a partir de esa cuestión se pusieron los frontispicios que
teóricamente al ver la imagen de una virgen o de un Santo como testigo, el
asaltante pensaría que si lo hacía se iría al infierno, ya que debemos de
recordar que en esa época la gente era muy creyente.
Imagen tomada de: https://c2.staticflickr.com/6/5210/5326842000_a3efcabb10_z.jpg
jueves, 27 de noviembre de 2014
Los secretos de Tlalpan
XOCOTLA : Significa abundancia de frutos. posiblemente su nombre se deba a que, todavía en la década de los treinta, a lo largo de la acera sur del callejo, había un gran terreno donde abundaban los arboles de zapote blanco.
XIMILPA: Don Justo Olmedo, antiguo vecino del barrio de San Marcos, afirma que la calle siempre ha tenido el nombre actual, pero añade que era conocida por el pueblo como Aguacatitla (aguacatal), debido a que allí existía gran cantidad de árboles de esa fruta. El profesor Samuel Guerrero y Reyes, vecino de esa calle, menciona que las escrituras de su casa registran el nombre de Aguacatitla. Ello confirma que este nombre fue aceptado por las autoridades prediales, incluso como nombre oficial, en alguna época del pasado. Algunos vecinos, conocedores de lo anterior, han puesto placas en sus puertas donde registran, bajo el nombre oficial, el que registran sus títulos de propiedad, Aguacatitla. En un conjunto habitacional, en las esquina de Juárez con Ximilpa, se encuentra el célebre oratorio de Amaxalco, bella construcción ornada con materiales y motivos indígenas
XIMILPA: Don Justo Olmedo, antiguo vecino del barrio de San Marcos, afirma que la calle siempre ha tenido el nombre actual, pero añade que era conocida por el pueblo como Aguacatitla (aguacatal), debido a que allí existía gran cantidad de árboles de esa fruta. El profesor Samuel Guerrero y Reyes, vecino de esa calle, menciona que las escrituras de su casa registran el nombre de Aguacatitla. Ello confirma que este nombre fue aceptado por las autoridades prediales, incluso como nombre oficial, en alguna época del pasado. Algunos vecinos, conocedores de lo anterior, han puesto placas en sus puertas donde registran, bajo el nombre oficial, el que registran sus títulos de propiedad, Aguacatitla. En un conjunto habitacional, en las esquina de Juárez con Ximilpa, se encuentra el célebre oratorio de Amaxalco, bella construcción ornada con materiales y motivos indígenas
EXCOVENTO
JESUS MARIA
·
Ubicación: Jesús María número 8. Se localiza en
la esquina de la calle Soledad con Jesús María.
A más de
tres siglos de su fundación y muy a pesar de los estragos del tiempo, la
Iglesia y Convento de Jesús María sigue en pie como uno de los espacios más
representativos de la colonización española, siendo considerado una joya que
forma parte del patrimonio cultural e histórico del Distrito Federal. Hoy en
día el inmueble ha sobrevivido al deterioro y al descuido que sufrió en épocas anteriores,
sin embargo, conserva esa belleza que lo caracterizaba a finales del siglo XVI.
La
historia de este edificio comenzó en el año de 1581, gracias a la iniciativa de
Pedro Tomás de Denia y Gregorio Pesquera, quienes estaban interesados en fundar
un convento que estuviera destinado a los pobres y a las hijas de los
conquistadores; así, gracias a la buena voluntad de estos personajes, la obra
fue puesta en manos de Pedro Briceño, quien estuvo al frente del proyecto hasta
su muerte, cuando fue sustituido por Alonso Martín López.
El área
que ocupaba este inmueble se extendía miles de metros, sin embargo, años más
tarde, en 1874, un amplio sector fue fraccionado y donado a particulares a
través de la Beneficencia Pública del Distrito Federal, por lo que su claustro
principal tuvo que ser recuperado un siglo después, en 1982. Como resultado de
estos hechos, el inmueble sufrió un deterioro considerable; sumado a ello, en
la década de de 1920, el edificio se dañó gravemente luego de dos percances que
comprometieron su estructura: en primer lugar, una noche de 1927 su verja de
hierro perdió 17 barrotes tras un accidente, mientras que un año después, el
sector destinado al coro fue consumido por un aparatoso incendio.
A pesar
de estos lamentables acontecimientos, el edificio conserva la gallardía de
estilo neoclásico que fue concebida por Antonio González Villegas, famoso
arquitecto que estuvo a cargo del diseño de la portada y el ornato interior;
por este motivo, no dejes de darte una vuelta por este lugar, en el cual se
albergan verdaderas obras de arte y muchas historias que debes conocer durante
tu recorrido, el cual puede llevarte varias horas de exploración.
ENLACE
EXCONVENTO SANTA INES
SANTA
INES
En este templo, que pertenecía al convento dirigido por monjas
concepcionistas, albergó criollas sin posibilidad para pagar la dote que les
requería el matrimonio. El templo barroco, levantado en 1600, fue remodelado al
estilo neoclásico en el último tercio del siglo XVIII: los altares y lienzos
dieron paso al poder arzobispal. En su altar fueron enterrados los restos de
los pintores virreinales José de Ibarra y Miguel Cabrera, quienes fueron
alumnos de Juan Correa.
En 1861 el convento fue secularizado; las monjas exclaustradas; el
inmueble dispuesto para los servicios religiosos y luego casi abandonado. En
1932 fue declarado monumento histórico, para luego convertirse en vecindad.
Actualmente, en su edificio se halla el Museo José Luis Cuevas, y en él puede
apreciarse la obra pictórica y escultórica de este prolífico autor.
Horario: Martes a domingo de 9:30 a
18 horas.
ENLACE CATEDRAL
CATEDRAL
Las catedrales surgieron
como una nueva construcción, o como evolución de una primigenia iglesia monacal elevada al estatus de
sede del obispo. Las actividades misioneras, el poder eclesiástico y las
cuestiones demográficas son las que han ido determinando qué iglesias merecían
y merecen el título de catedral, al mismo tiempo que surgían, se fusionaban o
suprimían las diferentes diócesis.
En un principio, la iglesia
sede del obispo y cabeza de las demás iglesias de la diócesis no tuvo una
tipología especial. Durante los primeros siglos del Cristianismo y el medievo
(siglos IV al XI) las catedrales no se
diferenciaban demasiado de otros centros de culto, como las iglesias monacales
o los templos dedicados a los mártires. Es a partir del siglo XI cuando la
catedral va adquiriendo una configuración y unas dimensiones que la diferencian
de los demás templos. Esto tuvo su momento álgido durante los siglos XIII, XIV, XV y parte del XVI, coincidiendo con el
surgimiento del arte
Gótico. En esa época, las catedrales adquirieron, además de
la característica que las define, que es ser sede episcopal, otras
connotaciones en las que intervenían la imagen y el prestigio de las ciudades
en las que se construían, determinando una verdadera carrera por hacer de estos
templos edificios grandiosos y monumentales. A día de hoy, la idea de catedral
se sigue asimilando con el estilo Gótico.
Posteriormente, la
aparición de la Reforma protestante y otra serie de
factores determinaron que las catedrales fueran moderando su tamaño y su
magnificiencia, aunque continuaron siendo edificios señeros e imponentes,
adaptándose a los cambios de gusto y a los diferentes estilos artísticos.
En un principio, en el interior de las catedrales,
además de la liturgia, se impartían estudios, especialmente en teología, gramática y latín. Este fue el origen de las
escuelas o estudios catedralicios, una de las primeras formas de estudio
reglado, que evolucionó poco a poco hasta dar lugar a las actuales universidades.
ENLACE TEMPLO DE SAN FERNANDO
TEMPLO DE SAN FERNANDO
El Templo de San
Fernando es un templo católico ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México, junto al panteón del mismo nombre. Formó parte del Colegio
Apostólico de Propaganda Fide1 de la Orden de
los Franciscanos, en donde se formaban los
misioneros que participaron en la evangelización de la Nueva España.
ENLACE TEMPLO INMACULADA CONCEPCION
http://www.elcentrohistorico.com.mx/lugares-capilla-de-la-inmaculada-concepcion.html
TEMPLO INMACULADA CONCEPCION
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